El año 2012 no fue, sin dudas, el mejor año para la industria siderúrgica vasca. Durante ese año, la producción de acero bajó un 20 %. La gran crisis económica afectó indiscutiblemente la demanda y la producción de aceros, en total la baja en toda España fue de un 13 %, ya que la producción total de acero sumó unos 13,6 millones de toneladas. Lo que permitió salvar la actividad ante la baja demanda local fueron las exportaciones, las cuales en un 55 % eran de producción vasca.
Como es de suponer esta baja en la producción ha provocado que la mayoría de las empresas hayan debido recurrir a Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), parar temporalmente instalaciones o concentrar la producción en unas en detrimento de otras. Un ejemplo de esta pésima situación, es la del mayor fabricante mundial, Arcelor Mittal, que cerró el año pasado con unas pérdidas de 2.780 millones de euros (3.596 millones de USD).
A la gran crisis económica y la debilidad del mercado interno español se le suman los altos costes de la energía eléctrica. La combinación de la fuerte caída de la demanda española y los altos precios de la energía no augura un futuro alentador para la industria vasca porque, según el presidente de Eurofer, Wolfgang Eder, en Europa hay un exceso de capacidad productiva instalada, lo que puede acarrear el cierre de las instalaciones menos rentables.
Como es de suponer esta baja en la producción ha provocado que la mayoría de las empresas hayan debido recurrir a Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), parar temporalmente instalaciones o concentrar la producción en unas en detrimento de otras. Un ejemplo de esta pésima situación, es la del mayor fabricante mundial, Arcelor Mittal, que cerró el año pasado con unas pérdidas de 2.780 millones de euros (3.596 millones de USD).
A la gran crisis económica y la debilidad del mercado interno español se le suman los altos costes de la energía eléctrica. La combinación de la fuerte caída de la demanda española y los altos precios de la energía no augura un futuro alentador para la industria vasca porque, según el presidente de Eurofer, Wolfgang Eder, en Europa hay un exceso de capacidad productiva instalada, lo que puede acarrear el cierre de las instalaciones menos rentables.