Desde el mayor productor de aceros largos del Brasil; Grupo Gerdau se ve con buenos ojos las medidas implementadas por el gobierno del Brasil para la protección de la industria local del acero contra productos importados desde otros países, además de medidas que mitigan las fluctuaciones monetarias producto de la no declarada guerra de divisas a nivel internacional, así como los tributos del régimen fiscal brasileño.
Entre estas medidas se incluyen: la fijación de un precio mínimo para 16 tipos de productos de acero que se importan al país y el cambio en la tributación de las siderúrgicas locales. Una medida que dichas empresas necesitan para mejorar su competitividad respecto a productos importados desde China. Es un echo que Brasil importa demasiados de esos productos por su tipo de cambio está sobrevalorado en la actualidad.
La demanda de acero en el mercado brasileño en el primer semestre de este año trepo a más de 10 % en comparación con el año pasado, esto alentó la importación de productos como el acero chino. Esto provocó una desaceleración en la producción local y una baja de precios que en algunos casos alcanzó al 20 % para no perder competitividad ante el producto importado más barato. Como resultado las empresas siderúrgicas brasileñas perdieron participación en el mercado local y obtuvieron menores ganancias, como corolario, el estado se vio privado de fuertes ingresos por conceptos de impuestos. Todo un círculo vicioso que con estas medidas de protección se espera poder romper.
Entre estas medidas se incluyen: la fijación de un precio mínimo para 16 tipos de productos de acero que se importan al país y el cambio en la tributación de las siderúrgicas locales. Una medida que dichas empresas necesitan para mejorar su competitividad respecto a productos importados desde China. Es un echo que Brasil importa demasiados de esos productos por su tipo de cambio está sobrevalorado en la actualidad.
La demanda de acero en el mercado brasileño en el primer semestre de este año trepo a más de 10 % en comparación con el año pasado, esto alentó la importación de productos como el acero chino. Esto provocó una desaceleración en la producción local y una baja de precios que en algunos casos alcanzó al 20 % para no perder competitividad ante el producto importado más barato. Como resultado las empresas siderúrgicas brasileñas perdieron participación en el mercado local y obtuvieron menores ganancias, como corolario, el estado se vio privado de fuertes ingresos por conceptos de impuestos. Todo un círculo vicioso que con estas medidas de protección se espera poder romper.