Brasileños importan acero a mitad de precio

El acero ingresa a Brasil a mitad de precio del que se produce en el mercado interno. Esto se debe a que el real se valorizó con respecto al dólar en el mercado local. Si bien ya la diferencia entre los productos importados y nacionales era significativa, ahora con este componente económico alcanzan a 40 % entre uno y otro. Esta cifra se da entre las barras e hilos de acero y aceros largos. Mientras que los productos chinos llegan al mercado brasileño a mitad de precio. Muchos miembros de la Asociación Brasileña de la Industria de Máquinas han optado por proveedores externos para suministrarles acero.
Además según el ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil otras industrias han tomado el mismo camino, lo que llevó a que se importen productos siderúrgicos por 3.950 millones de dólares (2.953 millones de euros), cerca del doble de los 2.060 millones de dólares (1.540 millones de euros) de 2009.
El presidente de Cobraco, Rubson Lopes de Nogueira, la distribuidora de acero que representa al fabricante española Celsa, manifiesta que a comienzos de 2010 la diferencia de precio entre el producto nacional y el importado de Turquía y España llegaba a 40%, pero actualmente apenas alcanza al10%.
Otro dato que alarma a la industria siderúrgica de Brasil es el proporcionado por el Instituto de Acero Brasil (IABr) que señala que la tasa de penetración de los productos de acero importados subió a 20% de enero a agosto de 2010 siendo que tradicionalmente no pasa de entre 4% y 6% en total, varios de esos puntos porcentuales corresponden a productos importados desde las acerías españolas.
Estas noticias motivaron que el IABr reclamara medidas antidumping para los productos de acero Una de ellas es para prorrogar la aplicación de la sobretasa antidumping a tubos de acero carbono proveniente de Rumania. Otro pedido es para la aplicación del derecho antidumping sobre laminados planos de bajo carbono y baja aleación oriundos de Corea del Norte, Corea del Sur, España, México, Rumania, Rusia, Taiwán y Turquía como forma de proteger la producción de las siderúrgicas locales.

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