Canadá/Estados Unidos/Venezuela. A fines del año pasado, el máximo representante del Partido Republicano de Estados Unidos, Mitch McConnell, informó a los medios de comunicación que había hecho una petición al presidente electo Donald Trump para que acelere la aprobación del oleoducto Keystone XL, un proyecto que tiene el objetivo de transportar petróleo desde Canadá hasta Estados Unidos, con una capacidad aproximada de 800.000 barriles diarios.
La construcción del oleoducto fue propuesta por TransCanada en 2008, con la promesa de reducir en un 40 % las importaciones desde Medio Oriente, Venezuela y otras regiones consideradas como “inestables”. En ese momento, el Departamento de Estado decidió cancelar los planes por no tener el tiempo suficiente para revisar la propuesta.
En 2014, se decidió que el oleoducto no cumplía con los intereses estadounidenses y la administración Obama respaldó estas decisiones, asegurando que la aprobación del Keystone XL no lograría crear puestos de trabajo estables ni disminuiría los costos de la gasolina en Estados Unidos.
Los expertos afirman que la aprobación del Keystone XL afectará a Venezuela debido al aumento de la oferta petrolera de crudo pesado, lo que presionará los precios a la baja. Venezuela seguirá teniendo oportunidad de exportar petróleo a Estados Unidos mediante CITGO, una empresa refinadora de petróleo y comercializadora de petroquímicos que asegura 700 mil barriles diarios.
Francisco Monaldi, especialista en energía y profesor del James Baker Center de la Universidad de Rice, advirtió que la aprobación del oleoducto haría más estratégico mantener a CITGO para PDVSA, y que la aprobación del Keystone XL constituiría “una de las peores noticias para la ya golpeada industria petrolera venezolana”, debido al aumento de oferta de petróleo pesado en Estados Unidos.