México comenzó recientemente la construcción de un reemplazo crucial para la debilitada planta de tratamiento de aguas residuales de San Antonio de los Buenos en Baja California, un desarrollo que se necesita desesperadamente por varias razones.
La instalación existente, ubicada en Punta Bandera, ha sido durante mucho tiempo un importante contribuyente a la contaminación del agua en la región, liberando diariamente millones de galones de aguas residuales sin tratar al océano, contaminando así las costas de San Diego y Tijuana.
El impacto de este proyecto va más allá de las consideraciones medioambientales.
Para las comunidades de Tijuana, especialmente aquellas en áreas más pobres que actualmente no están conectadas al sistema de alcantarillado de la ciudad, la nueva planta representa un salvavidas.
La necesidad urgente de mejorar la capacidad de tratamiento de aguas residuales resalta los desafíos que enfrentan estas comunidades, y se anticipa que la finalización del proyecto mejorará la salud pública, el acceso al agua potable y la calidad de vida en general.
México enfrenta importantes desafíos relacionados con la gestión del agua, con una variedad de problemas que impactan tanto la cantidad como la calidad. La rápida urbanización, el crecimiento demográfico y la infraestructura insuficiente han puesto a prueba los recursos hídricos, lo que ha llevado a una situación en la que una parte sustancial de la población carece de acceso a servicios de abastecimiento de agua y saneamiento seguros y fiables.