El Niño y sus consecuencias climáticas no dan tregua a Venezuela ni a Sidor. La siderúrgica estatal venezolana se ve ahora ante la circunstancia de importar acero para satisfacer sus necesidades, material que antes era exportado y que representaba uno de los ingresos más importantes para Venezuela después del petróleo.
Debido a las restricciones energéticas impuestas por el Gobierno venezolano a raíz de la sequía reinante, que hace que las presas hidroeléctricas presenten en sus embalses los registros más bajos de su historia, Sidor tuvo que cerrar cuatro hornos en la zona de recubrimiento y una en el área de palanquillas. Estos hechos, sumados a otras paralizaciones en la cadena productiva han dado como resultado una caída del 90% en la producción.
El único horno que Sidor mantiene actualmente en funcionamiento es el de galvanoplastia.
Los primeros productos que se importarán para satisfacer la demanda de sus clientes son hojalatas y chapas, las primeras para envases de alimentos y las segundas para la industria de la construcción.
Estos datos indican algo preocupante para el mercado interno de Venezuela: Sidor tiene que importar acero a precios muy por encima de los que producía antes; además, sus ventas al mercado del ALBA tiene cerca de 40% de descuentos, por lo que la balanza de pagos se verá descompensada en un futuro muy cercano.
Todo lo anterior ocurrirá, si la situación climática no cambia o si no se aplican por parte del Gobierno venezolano medidas paliativas para el sector industrial, lo que parece que no va a suceder.
Debido a las restricciones energéticas impuestas por el Gobierno venezolano a raíz de la sequía reinante, que hace que las presas hidroeléctricas presenten en sus embalses los registros más bajos de su historia, Sidor tuvo que cerrar cuatro hornos en la zona de recubrimiento y una en el área de palanquillas. Estos hechos, sumados a otras paralizaciones en la cadena productiva han dado como resultado una caída del 90% en la producción.
El único horno que Sidor mantiene actualmente en funcionamiento es el de galvanoplastia.
Los primeros productos que se importarán para satisfacer la demanda de sus clientes son hojalatas y chapas, las primeras para envases de alimentos y las segundas para la industria de la construcción.
Estos datos indican algo preocupante para el mercado interno de Venezuela: Sidor tiene que importar acero a precios muy por encima de los que producía antes; además, sus ventas al mercado del ALBA tiene cerca de 40% de descuentos, por lo que la balanza de pagos se verá descompensada en un futuro muy cercano.
Todo lo anterior ocurrirá, si la situación climática no cambia o si no se aplican por parte del Gobierno venezolano medidas paliativas para el sector industrial, lo que parece que no va a suceder.